A los negros les gusta rodear a las chicas blancas y soplar en todas sus rendijas, así que es imposible detenerlos. Hasta que no prueban sus agujeros unas cuantas veces, no paran. Esa es la cara de la zorra antes de que se le peguen las cejas. Pero no habrá ninguna arruga. )))
La pelirroja bien podría venir a trabajar completamente desnuda: ni la falda ni la blusa de sus encantos intentan siquiera ocultarlo. Así que no es de extrañar que el joven jefe acabara clavándole la polla en la mejilla. ¿Quién se resistiría, viendo esos pechos y ese culo en acceso casi abierto todos los días? Ni siquiera conozco a ningún hombre así, ¡y tampoco conozco a ninguna mujer que le guste!