Ser sumisa y azotada es el destino de una mujer. Toda perra quiere ser castigada y ahuecada. Y si el amo lo desea, será follada no sólo por sus amigos, sino también por máquinas con pollas. Al mismo tiempo, la doncella se vuelve cada vez más lujuriosa y disponible. La lujuria es ahora su razón de ser.
Bueno, como no tiene marido, su hijastro le sirve. De todos modos, no es su propio hijo, y son el mismo padre, así que no contaría como engaño. Es perfecto.